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Mi primera cuenta de correo electrónico

En primer lugar, utiliza un nombre serio para tu dirección de correo electrónico. Para ello, es habitual jugar con las letras de tu nombre y tus apellidos o el lugar donde vives. Comprueba si la combinación ya está cogida. En caso de que alguien se llame como tú (por ejemplo: Luis Rodríguez) intenta evitar la utilización de símbolos y números que luego tus contactos pueden olvidar al escribir tu dirección. Es mejor que utilices abreviaturas como luisro@micorreo.com y, sobre todo, que elimines aquellos nombres poco serios como purpurina@miemail.es o rockerogamberro@dirección.com.

La contraseña que elijas debe ser fácilmente recordada con posterioridad. Aquí se debe combinar mayúsculas, minúsculas, símbolos y números para mejorar su fortaleza y evitar datos habituales como la fecha de nacimiento o los clásicos números cardinales: 12345. Mucha gente utiliza estas claves que no son seguras, poniendo en riesgo la información y privacidad de tu cuenta.

A la hora de escribir un email, hay que indicar con claridad el motivo del mismo en el apartado “asunto”. Evita la fecha o el nombre del remitente, pues son datos que ya aparecen en los correos electrónicos por defecto.

Pasamos ahora al cuadro del texto, que debe usar un lenguaje apropiado en función del destinatario y del contenido que vaya a mandarse. Estructurar el contenido en párrafos, si el texto es muy largo, facilitará su lectura.

Cuando vayas a enviar archivos, es recomendable especificarlo en el texto con frases como “les envío adjuntos los siguientes documentos”. El símbolo del clip te ayudará a encontrar en el ordenador todo aquello que quieras enviar, pero asegúrate de que todos los archivos que quieres enviar se encuentran en el email, pues suele ser un habitual de principiante olvidarse de adjuntar el archivo que se especifica en el texto.

Si acabas de empezar a usar una cuenta de correo electrónico, te recomendamos tener una firma al final de cada correo, es decir, unos datos básicos con tu nombre y apellidos, puesto y empresa para la que trabajas, así como tu contacto a través del teléfono.

Al recibir tus primeros emails, piensa si es necesario imprimirlo, respeta la privacidad de quien te escribe y clasifícalo en carpetas para facilitar su posterior búsqueda. Algunos gestores permiten incluso tipificar los correos por colores, lo que también te ayudará a localizarlos cuando los necesites.

Por último, ahora que tienes una dirección de email, no dudes en usarla en páginas donde puedas aprovechar una oferta, suscribirte a una newsletter o recibir alertas de los temas que más te interesan.