“Se calcula que un usuario medio consulta el smarphone 150 veces al día”. Es una de las premisas recogidas por un estudio de la Fundación Telefónica que nos da una idea de cuánto depende la población del teléfono inteligente. Según esa cifra, a lo largo de veinticuatro horas miraríamos el móvil una vez cada diez minutos, una frecuencia que podemos reducir gracias a las notificaciones.
La primera ventaja que ofrecen las alertas es un mayor aprovechamiento del tiempo. Las aplicaciones de correo electrónico para móviles cuentan con notificaciones “push”, que son aquellas que alertan de la llegada de un nuevo email sin necesidad de que la aplicación se esté ejecutando. Esto se traduce en un sonido o símbolo en la pantalla, que nos indicará la llegada de nuevos mensajes en la bandeja de entrada. Así, si esperamos un correo urgente, no tenemos que estar actualizando la aplicación cada medio minuto, sino que el propio teléfono nos avisará.
La segunda es la rapidez con la que estas aplicaciones nos permiten acceder al contenido. Las webs tardan más tiempo en cargar, especialmente si tienes que introducir tu dirección y contraseña. Intentarlo desde el móvil, especialmente si carecen de un diseño “responsive”, se puede volver una odisea. Los teléfonos móviles ofrecen aplicaciones adaptadas al dispositivo para la gestión del correo electrónico, lo cual nos evita el registro diario y agiliza el acceso a la bandeja de entrada con tan solo tocar con la yema del dedo el símbolo de la aplicación elegida. La notificación nos da incluso un avance informativo sobre quién envía el correo, qué asunto lleva el email, cuál es el inicio del mensaje y si hay archivos adjuntos o no. Toda esta información la tenemos sin acceder aún a la aplicación.
En tercer lugar, podemos consultar el email en cualquier lugar (que tenga acceso a Internet, por supuesto). Esto significa que aunque nos hayamos ido a la playa de vacaciones o estemos en una cena con amigos, las notificaciones nos anunciarán la llegada de nuevos correos que podemos notificar sin necesidad de estar frente al ordenador de la oficina o del despacho de casa. Esto se traduce en tener el don de la ubicuidad al alcance de la mano.
Por último, las alertas nos ayudan a filtrar con mayor rapidez la importancia del email recibido. El vistazo rápido al texto que aparece en la barra de notificaciones nos facilitará la decisión de si debemos responder de forma inmediata o el emisario puede esperar.