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¿Dónde situar la llamada a la acción?

La llamada a la acción consiste en dirigir al cliente al siguiente paso en el proceso de compra. ¿Dónde ubicamos esto en el email marketing?

Para que la llamada a la acción sea efectiva el lector debe hacer click en algún sitio del email enviado. Por eso, los lugares con esos enlaces deben estar deben ser sitios estratégicos, atractivos a la vista, que capten la atención y, hasta en ocasiones, apenas sin darse cuenta de que han tenido que hacer una acción, que en este caso es el click.

Las imágenes y vídeos son dos de los aspectos más llamativos. Por eso, éstos deben estar bien integrados, tienen que cargar con rapidez al abrir el email para captar la atención y el lugar a donde enlace tiene que estar operativo. Si algo da error en el proceso estaremos perdiendo un posible cliente.

Los hipervínculos son otra posibilidad. Éstos pueden estar en palabras clave de un texto como sería “oferta”, “promoción” o “gratis”. También en el nombre del artículo, en el precio del mismo o en la propia marca. La página web, la cabecera del email, el contacto y las redes sociales son algunos de los contenidos que deben tener, obligatoriamente, un hipervínculo a su contenido correspondiente.

Por último, los propios botones de llamada a la acción pueden ser muy explícitos, con frases como “pincha aquí” o “leer más” si estamos ante artículos que describan información, pero también pueden pasar más desapercibidos a través de logos o emoticonos. Una vez se haya pinchado una vez, los textos suelen cambiar de color. Si se incluye esta opción, hay que tener en cuenta el diseño para que el cambio no sea muy llamativo y esté en sintonía con el resto de colores.

Hay alternativas más sutiles al “haz click aquí”, como puede ser “accede a tu cuenta”, “descubre una nueva experiencia” o “inicia la prueba”. Este tipo de frases suscitan curiosidad en el lector por saber qué va a pasar después de pinchar y aumentará su eficacia.

Un email debe contener la llamada a la acción en formato HTML, pero tampoco se debe saturar el contenido del correo electrónico con demasiados enlaces, ya que se puede conseguir el efecto contrario: que el lector se vaya y se pierda la venta.