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Los correos a puerta fría

Llamar a la puerta de la casa de alguien que no conoces y que probablemente no has visto en tu vida para explicarle lo que quieres vender no es tarea fácil. A esto se le denomina “vender a puerta fría”. Algo similar ocurre en el email marketing, con ese primer envío que hacemos a quien acaba de suscribirse a nuestra lista o, en las peores de las circunstancias, a quien va a saber de nosotros por primera vez.

 

Entre las principales razones de los escasos resultados que podrían dar estas técnicas están: que el remitente no sea conocido, que el receptor considere el mensaje como spam o algo invasivo en su bandeja de entrada, que el usuario no necesite ese producto en ese momento o que el target elegido no sea el adecuado.

 

Para que en los “correos a puerta fría” no caigamos en estos errores, vamos a conocer cómo acercarnos más a aquellos potenciales clientes que nos conocen por primera vez y que la estrategia de email marketing sea más efectiva.

 

La primera clave es que a un cliente no se le trate como a un cliente. Aunque esta afirmación puede parecer contradictoria, tiene su explicación: hay que ofrecer algo que interese el receptor para que continúe en contacto con nosotros. No se debe buscar la venta inmediata, sino llevarle hacia la compra mediante las estrategias de comunicación, sin que el usuario se sienta dirigido. Por eso, se hay que potenciar la llamada a la acción (call to action) mediante el diseño del email y también en el contenido que en él hay.

 

En este tipo de casos, el remitente nunca debe ser una empresa, aunque sí incluir su dominio. Esto quiere decir que seremos más cercanos si la persona que envía el email es mariarodriguez@empresa.com que el departamentodeventas@empresa.es

 

Prepara un objetivo claro y no te vayas por las ramas. Ofrece más información que publicidad, por ejemplo reflejando a través de qué contacto has llegado hasta esta persona, describiendo quién eres y definiendo a qué te dedicas.

 

Hazle ver que continuar en contacto será más beneficioso para el cliente que para tu empresa, enumerando por ejemplo las ventajas que supone seguir suscrito a la newsletter.

 

Por último, cierra el email incluyendo todo tipo de contacto con la empresa: dirección física, teléfono, enlace a redes sociales y, por supuesto, la posibilidad de responder al correo electrónico enviado, para que el usuario no sienta que es una máquina quien le escribe.